Nos dejamos influenciar por las modas, por los amigos y la gente, por los pretendientes que nos adornan el oído con sus constantes atenciones... y perdemos el piso. Sucede a veces que por seguir aquellas cosas vamos perdiendo de vista lo que de verdad importa (una meta, un deseo, una persona) y poco a poco avanzamos en lo queremos creer (o nos hacen creer) que es lo correcto. El problema surge cuando dejamos ir algo que en verdad importaba sin darnos cuenta, pues el tiempo no vuelve y a veces, las personas tampoco. Nos queda entonces el arrepentimiento, un recordatorio de aquello que perdimos... por perseguir, absurdamente, un poco de humo.
Y entenderás que te quise.
Y entenderás que te quise…
Cuando ya sea tarde y nada quede,
cuando te den la espalda los amantes
que decían quererte entre murmullos.
Y ahí, cuando toda la gente al fin te falle…
sabrás que te quise, te acordarás de mí,
y como el verso ya olvidado de un poema
o una rosa marchita en la ventana,
buscarás de nuevo el encontrarme.
(Fantasma del recuerdo, latido del pasado)
Tarde será, lo siento, en todo caso,
pues dos veces no vuelven a encontrarse…
Aquellos que fueron hechos
solamente para cumplir un plazo.
Entenderás que te quise y será tarde
pues no volverán jamás sobre sus pasos
(como no vuelven jamás para encontrarse)
las horas, los días, los meses y los años.
Y quizás si un día al caminar nos encontramos…
pasaré de largo para no volver a molestarte,
para no estorbar en tu camino como antes,
como cuando yo te quise, y tú nunca lo notaste.
-Y entenderás que te quise-
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