Manantial.
Pudiera llegar sediento
al agua que de tu boca emana,
más, la espina de la rosa yo prefiero
con el carmín de tus labios sea regada,
y si nos hiere, mujer, yo te prometo…
Habrá, mudos, dos testigos,
tus ojos y a la par los míos,
y por ninguno se derramará
(jamás)
agua salada.
-Manantial-
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